Por Dr. Aldo Javier Cáceres Ruiz Díaz
El Dr. Aldo Javier Cáceres Ruiz Díaz discute avances y aplicaciones en el manejo de eventos QBRN en Argentina.
En un mundo cada vez más globalizado, en donde uno puede viajar de un extremo del planeta al otro en cuestión de horas, las amenazas biológicas de origen natural, accidental o deliberado no conocen fronteras, de allí la importancia de fortalecer estas áreas es más crítica que nunca como pudimos observar en la contención de la epidemia del Virus Ébola en África.
La bioseguridad en su concepto se enfoca en prevenir la liberación accidental de patógenos y toxinas, mientras que la biocustodia asegura que el acceso a ellos y su eventual uso se realice bajo estrictas medidas de control (analizando por ejemplo las conductas de un científico infiel). Un ejemplo destacado fue en la respuesta coordinada al brote de Hantavirus en Epuyén, Chubut, Argentina, que tuvo lugar entre octubre de 2018 y enero de 2019, siendo este un caso de estudio notable en términos de bioseguridad y respuesta a emergencias de salud pública.
Este brote epidémico se caracterizó por la transmisión de persona a persona por vía área del virus Andes, una característica totalmente atípica en los brotes de hantavirus alrededor del mundo, por lo que fue en esta situación en donde se aplicó todo lo aprendido en términos de bioseguridad y biocustodia, esto resulto crucial para realizar un trabajo ordenado en los laboratorios de diagnósticos, en la biocustodia de las muestras que viajaban entre provincias y en la contención de una población de menos de 2000 habitantes que padecían una histeria colectiva, en esos momentos es dónde el trabajo conjunto de científicos, Fuerzas de Seguridad y Fuerzas Armadas impidieron que este virus pueda expandirse a otras cuidades del país.
Marco Normativo en Argentina
En Argentina, la bioseguridad y biocustodia se rigen por un marco normativo internacional al cual se adhiere desde el 1972, este tratado sobre la Convención sobre las Armas Biológicas, formalmente conocida como la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas y sobre su Destrucción. Esta convención prohíbe el desarrollo, producción y almacenamiento de armas biológicas, estableciendo un compromiso global hacia la erradicación de estas amenazas y promoviendo la cooperación internacional en la prevención del bioterrorismo.
En este contexto, la Argentina también participa del programa Implementación 1540 del Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE), el cual juega un papel crucial, promoviendo la implementación de medidas para prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva, incluidas las biológicas, a actores no estatales. Argentina participa activamente en este programa para prevenir el bioterrorismo.
En lo que respecta a la salud publica se alinea con estándares y recomendaciones emitidos por organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), adaptando sus directrices sobre bioseguridad y biocustodia al contexto nacional, estableciendo los lineamientos para el manejo seguro de agentes biológicos, con el fin de proteger la salud. La Subcomisión de Bioseguridad y Biocustodia de la Asociación Argentina de Microbiología, establecida en 1990, tiene como principales objetivos el desarrollo, actualización y difusión de pautas de bioseguridad y biocustodia para asegurar el manejo seguro de materiales biológicamente activos, ofreciendo asesoramiento técnico a profesionales e instituciones.
Implementación Práctica
En la práctica, estas normativas se traducen altos estándares de trabajo y en requisitos específicos para el diseño y operación de laboratorios de gran complejidad, especialmente aquellos de nivel 3 y 4 de bioseguridad (BSL3, BSL3A y BSL4), los cuales son diseñados para manejar los patógenos más peligrosos pertenecientes al Grupo de riesgo 4 (ej. virus de Marburg o la Viruela), existen rigurosos controles para la construcción de estas instalaciones, que deben incluir sistemas de filtración de aire HEPA, controles de acceso biométrico, y procedimientos de descontaminación para personal y materiales antes que salgan del laboratorio.
Estas medidas aseguran que los patógenos manipulados no representen un riesgo para los trabajadores del laboratorio ni para la comunidad en general tratando de evitar un contacto accidental o un escape deliberado. Esto ayuda a mejorar las experiencias de los científicos y de los asesores expertos en respuestas a eventos QBRN, a través de las capacitaciones constantes para las diferentes situaciones que se podrían enfrentar: un ejemplo claro podría ser el transporte aéreo de un enfermo por Virus Ébola en donde hay que extremar las técnicas de bioseguridad y biocustodia.
Salud Pública y la Seguridad Nacional
La forma en que la salud pública y la seguridad nacional se vinculan está dada a través de un fuerte marco legislativo y una aceitada relación interagencial que fortalece la capacidad del país para enfrentar amenazas biológicas, ya sean de origen natural, accidental o deliberado.
En cuanto a la seguridad nacional la República Argentina posee una unidad especializada llamada Compañía de Ingenieros QBRN y Apoyo a la Emergencia 601, que desempeña un papel crucial en la respuesta a emergencias de tipo biológicas en el país. Esta unidad especializada, ubicada en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, es la única en el Ejército Argentino y en las Fuerzas Armadas enfocada en emergencias QBRN. Se caracteriza por su formación continua tanto en Argentina como en el extranjero, asegurando así mantener altos estándares de calidad en operaciones QBRN.
Esta compañía ha brindado apoyo en eventos internacionales significativos como los Juegos Olímpicos de la Juventud y la Cumbre de Presidentes del G20 en 2018, en el brote de Hantavirus en Epuyen, también ha realizado de descontaminación durante la pandemia de COVID-19. Este apoyo se extendió al Centro de Aislamiento y Atención Médica de Bahía Esperanza (CAAMBE) y a la descontaminación de aeronaves de la Fuerza Aérea con repatriados. Además de capacitar a los hombres de las FFAA y FFSS durante la pandemia, también trabajo en conjunto junto a la OMS en el desarrollo de diferentes manuales para dar respuesta a esta pandemia.
Esta preparación los ha llevado a aprender cómo realizar una rápida identificación y contención de brotes infecciosos a través de las nuevas tecnologías militarizadas que pueden ser aplicadas en el terreno como el Ibac2 (se utiliza para detectar agentes biológicos) y el Razor EX (PCR RT con una batería autónoma para identificación de agentes biológicos en el terreno).
Innovaciones Recientes
La Argentina ha demostrado un avance continuo en este campo, a través de la adopción de tecnologías innovadoras y la implementación de prácticas de vanguardia que son usada por los países de primer mundo.
Uno de los desarrollos más significativos en el ámbito de la bioseguridad y la biocustodia en Argentina ha sido la construcción y equipamiento del laboratorio de nivel 4 de bioseguridad (BSL-4) por parte del ANLIS Malbrán en su sede central en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, este es el numero 59 a nivel mundial y el segundo en Sudamérica (en 23 países), pero también existen otros laboratorios de gran complejidad como el BSL-3 del Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas en la ciudad de Pergamino o el BSL-3 ubicado en el subsuelo del edificio del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario ubicado en el predio del CCT-Rosario. Estos laboratorios están diseñados para manejar los patógenos más peligrosos, como virus que causan enfermedades graves sin tratamiento o vacunas disponibles.
Unos de los puntos más críticos en la actualidad se encuentran en los softwares de gestión de la bioseguridad. Estas nuevas plataformas permiten un monitoreo y gestión más eficientes de los riesgos biológicos, desde la trazabilidad de muestras peligrosas hasta la automatización de protocolos de seguridad, mejorando significativamente la capacidad de respuesta ante incidentes. Previo a la instalación de esto, un equipo de expertos en el tema debe realizar un análisis de los peligros internos y externos a los cuales podrían ser expuestas las muestras biológicas.
La integración de tecnologías avanzadas sumadas a la participación de la Compañía de Ingenieros QBRN y Apoyo a las Emergencias 601, ha sido crucial para reforzar la respuesta ante emergencias QBRN en Seguridad Nacional. Equipos como el IBAC 2 de FLIR, el sistema RAZOR de BioFire Defense y el REBS de Battelle han permitido avances significativos en la detección y análisis de amenazas en el terreno, mejorando la capacidad para una respuesta rápida y eficaz.
El IBAC 2, por ejemplo, mejora la vigilancia en áreas críticas mediante la detección precisa de bioaerosoles, mientras que el sistema RAZOR y REBS facilitan la identificación de patógenos y la evaluación de amenazas biológicas en tiempo real. La Operación Belgrano I y II, que fueron acciones de mitigación ejecutadas durante la pandemia, demostraron cómo la implementación de estas tecnologías apoya eficientemente las técnicas de contención, prevención y descontaminación masiva.
Perspectivas Futuras
La adopción ordenada de las estrategias de Bioseguridad y Biocustodia en Argentina ha marcado un hito en la preparación y capacidad de respuesta del país frente a emergencias QBRN de tipo biológica. El establecimiento de un laboratorio BSL 4 en el ANLIS Malbrán ha sido clave, dotando a Argentina de una infraestructura que no poseía para el manejo de microorganismo patógenos de alta peligrosidad global. Además, esta infraestructura no solo ha elevado el nivel de preparación contra emergencias sanitarias sino también ha reforzado la Seguridad Nacional.
Específicamente, la Compañía de Ingenieros QBRN y Apoyo a las Emergencias 601 ha mejorado la implementación de estrategias de contención y respuesta eficaces, trabajando estrechamente con la Unidad Operativa Centro de Contención Biológica (UOCCB) para integrar plenamente la salud pública con la seguridad nacional. Esta unidad única dentro de las Fuerzas Armadas argentinas provee recursos indispensables para una respuesta temprana y precisa ante amenazas QBRN.
Conclusión
La bioseguridad y biocustodia en Argentina se ha adaptado al ritmo de los avances tecnológicos y las normativas mundiales, para el país representan esfuerzos críticos a la hora de enfrentar emergencias QBRN a nivel masivo, demostrando un compromiso profundo con la salud pública y la seguridad nacional. Los ejemplos del manejo de la pandemia de COVID-19 y el brote de Hantavirus nos demuestran la aplicación exitosa de estas prácticas, resaltando la importancia de la colaboración, la innovación, y la mejora continua.
En cuanto a planes futuro, el país continúa ampliando sus capacidades, anticipando los desafíos emergentes, siendo parte por ejemplo del Global Outbreak Alert and Response Network y reforzando su posición como líder en bioseguridad y biocustodia en la región participando en grupos como el recién creado de la Iniciativa Internacional de Bioseguridad y Biocustodia para la Ciencia (IBBIS), una organización única en su tipo para fortalecer la gobernanza internacional de la bioseguridad. La inversión en investigación, desarrollo tecnológico, y formación especializada es esencial para garantizar la preparación y respuesta efectiva ante cualquier eventualidad QBRN ya sea por científicos, FFAA o FFSS.
El Dr. Aldo Javier Cáceres Ruiz Díaz, posee una sólida formación en bioquímica y especializaciones en virología clínica y protección radiológica, lidera con distinción en el campo de la Bioseguridad y Biocustodia, además de ser asesor en temas QBRN. Como Jefe del Grupo Sanidad en la Compañía de Ingenieros QBRN y Apoyo a las Emergencias 601 del Ejército Argentino, su trabajo es fundamental en la preparación y respuesta ante emergencias QBRN. Su compromiso con la excelencia se refleja en su participación en la Asociación Argentina de Microbiología y en la Sociedad Argentina de Infectología. Su contribución a la mejora continua en Bioseguridad a través de la educación y el liderazgo en simulacros y capacitaciones demuestran su entrega.