El Terrorismo Radiológico: Una Amenaza Latente 

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Por Dra. Brigith Sierra

La Dra. Brigith Sierra discute las formas en que las amenazas radiológicas podrían manifestarse en el futuro.

El terrorismo puede ser definido como el “uso de violencia, ya sea uso efectivo o amenaza, por parte de actores no estatales con el fin de conseguir un objetivo político a través de la coacción y el miedo. Asimismo, al hablar de actores no estatales, se pueden incluir tanto grupos terroristas como individuos.” 

El fin político puede ser el terror mismo, de esta manera la sensación de riesgo de muerte se hace latente y permanente en toda la sociedad, generando una sociedad del miedo, un caos social que trasciende no sólo a lo que pasa con la acción terrorista sino a todo lo que puede pasar después de ella, la perturbación que produce el terror va más allá del acto en sí, se busca la conmoción total de la sociedad, una sociedad en permanente vigilancia, una sociedad enferma de terror. 

Nosotros mismos en nuestras sociedades super conectadas hemos llegado al vértigo del terror y pocas cosas se ven tan riesgosas, peligrosas y devastadoras como la amenaza nuclear y radiológica. 

Es conocida la intención por parte de distintos grupos, de acceder a agentes radiológicos y usarlos para provocar un impacto material, psicológico, social y económico sobre la población, por lo que se considera una amenaza global y un tema de seguridad de las naciones; es decir, que la amenaza existe, es permanente y es real; por lo tanto, la comunidad internacional ha establecido convenios y acuerdos para garantizar la mayor seguridad posible para prevenir cualquier ataque terrorista de tipo radiológico y nuclear. La principal resolución que se ha hecho frente a este fenómeno es el Convenio Internacional para la represión de los actos de terrorismo nuclear de las Naciones Unidas. 

Para implantar terror se pueden utilizar muchas herramientas, pero para el tema concreto de ataques terroristas nucleares o radiológicos ¿qué tan real es el riesgo? En diferentes oportunidades se han utilizado agentes químicos y biológicos con fines terroristas, estos en comparación con los agentes radiológicos, son de más fácil obtención y diseminación. Sin embargo, existe una baja probabilidad de que agentes no estatales, congregaciones radicales, grupos o células terroristas, se infiltren en instalaciones o áreas de almacenamiento y/o manipulación de materiales radiactivos, incluso existe la posibilidad de obtenerlos a través de la web oscura, o en algunos países que puedan facilitar el acceso a estos agentes con menos restricciones. 

Pero ¿cómo garantizar la seguridad y mantener el control sobre estas fuentes y al mismo tiempo no llegar a la paranoia social que afanosamente exige ver peligros donde no los hay? La clave principal es el conocimiento sobre estos materiales e infraestructura, por lo general el acceso, consecución y uso de agentes radiológicos es muy difícil debido a la seguridad de que gozan las fuentes. Sin embargo, puede haber mayor acceso en laboratorios, emplazamientos médicos y fuentes industriales, aunado a esto se requiere gran conocimiento y capacitación para su manejo, podemos decir que, sin sucumbir al miedo, lo más importante es conocer los riesgos reales y generar los espacios de comunicación experta para que la comunidad científica y la general pueda conocer las amenazas, los riesgos y las manifestaciones, y de esta manera establecer una respuesta coordinada y asertiva. 

Se puede razonar que, con base en lo expuesto, el uso terrorista de armas nucleares por parte de grupos no estatales, terroristas o individuos es realmente bajo, pero a nivel estatal no lo es; desde la guerra fría, el mundo no había tenido tan cercana la amenaza nuclear como hasta ahora y dados los avances en materia de tecnología de ataque, capacidad de almacenamiento y velocidad de ofensiva el riesgo es muy real. La proliferación y nuevas tecnologías de armas nucleares ha continuado y su capacidad destructiva es cada vez mayor, generando una tensión continua a nivel geopolítico, donde su uso tendría repercusiones irreversibles, no solo a nivel local, sino global, como la contaminación, la lluvia radioactiva, el aumento de la incidencia de cáncer y otras patologías en el ser humano.

Capacidades nucleares estimadas, © Observatorio Internacional de Estudios sobre terrorismo

En contraste con el norte global donde la proliferación de armas nucleares no ha parado, América Latina y el Caribe ha hecho todo lo contrario. En 1967 se firmó el tratado de Tlatelolco, el cual tiene como objeto la proscripción total de las armas nucleares en América latina y el caribe, y además prohíbe el desarrollo, adquisición, ensayo y emplazamiento de armas nucleares en cualquier parte del territorio. 

El sur global que a menudo se ha visto desde el norte como “tercer mundo” es en este campo el más comprometido, siendo parte activa de programas como átomos para la paz del organismo internacional de energía atómica, así como de investigaciones académicas que buscan el fortalecimiento e implementación de la energía nuclear para el bienestar de la población mundial. 

Las Armas Nucleares y Radiológicas 

Para el caso concreto de las armas nucleares y radiológicas, se utilizan diversos mecanismos o vectores para su diseminación y dispersión. Existen algunos radioisótopos de preocupación que antes de ser armas pueden ser utilizados con fines terroristas. Algunos de los cuales están en la tabla siguiente.

Construcción propia a partir de información de la Agencia par sustancias toxicas y registro de enfermedades, ATSDR

Estos radioisótopos poseen vidas medias o periodos de semidesintegración prolongados, por lo que una vez que entran en contacto con el ambiente van a permanecer contaminando con dependencia de su actividad, además pueden contaminar todo un nicho ecológico debido a que los materiales son metales pesados y tienden a diseminarse en el suelo, en las fuentes hídricas y en todos los procesos biológicos que hacen posible el ciclo trófico, este grave problema genera la necesidad de evacuación, aislamiento, abandono e incluso en ciertos casos la inhabitabilidad total, sin contar que los procesos de descontaminación son complicados y costosos, cuando posibles. 

Otra característica importante es que estos radioisótopos son emisores alfa y beta, lo que implica que son tóxicos para el ser humano cuando ingresan o tienen contacto directo con tejidos expuestos o mucosas, generando con dependencia de la dosis y la energía, efectos agudos como el síndrome de radiación aguda (SRA) y secuelas a largo plazo.  

Artefacto Nuclear Improvisado 

Este tipo de armas utilizan material fisible y se valen de un mecanismo para activar una reacción en cadena, que permita generar grandes cantidades de energía; a diferencia de las bombas nucleares, estos artefactos son de fabricación casera y rudimentaria, tras su detonación generan onda explosiva, onda expansiva, onda calórica y en este caso la diseminación de energía y la contaminación por el material radioactivo. El radioisótopo convencionalmente usado para este tipo de artefactos es el Uranio enriquecido (U235), que es de difícil consecución y su producción requiere tecnología, conocimiento y entrenamiento, siendo costosa su producción, por lo que la probabilidad de uso de este tipo de armas por grupos no estatales es muy reducida. 

Frente a este tipo de eventos se esperan múltiples decesos, victimas con lesiones traumáticas, quemaduras, fracturas, hemorragias, y en relación con los efectos radiológicos, podrían ocasionar contaminación de piel intacta y heridas y SRA si hay incorporación del material (emisores alfa y beta). Paralelamente se esperan victimas que asisten por trauma psicológico, que pueden tener manifestaciones clínicas como náuseas, vómitos y estados de ansiedad. 

Dispositivo de Dispersión Radiológica 

También conocida como bomba sucia o RDD por sus siglas en inglés (Radiological dispersal device). Consiste en un elemento detonante que dispersa de manera brusca y abrupta el material radiactivo incorporado, los fragmentos de material radioactivo en estado metálico, al ser expulsados causan lesiones traumáticas y contaminación al incrustarse en la superficie cutánea de las víctimas. 

Son de fácil fabricación y en el escenario de las amenazas terroristas son los de mayor probabilidad de ser utilizados contra la población civil. La respuesta de emergencias debe estar preparada para atender victimas con politraumatismos, cuerpos extraños (elementos radioactivos y no), contaminación y múltiples efectos psicológicos como consecuencia del miedo y la incertidumbre. 

Artefacto de Exposición Radiológica 

Consiste en la ubicación de en un elemento radioactivo en un área de alto tráfico o afluencia de personas, con el objetivo de generar exposición a la radiación como consecuencia de la energía emitida por el elemento. Esta es tal vez la estrategia más sencilla, pero de menor impacto e inmediatez en un escenario de terrorismo, por lo tanto, con muy poca probabilidad de ser utilizada. La respuesta de emergencias estará orientada a recibir victimas expuestas mas no contaminadas, y los efectos pueden incluir síntomas generales, malestar general, emesis, inmunosupresión y en casos de mayor gravedad puede presentarse el síndrome de radiación aguda; otros efectos serán los psicológicos, que pueden ser aún mayores. 

Ataques a Instalaciones 

Otro tipo de amenazas son los ataques a instalaciones nucleares y áreas de almacenamiento de residuos, este tipo de acciones puede traer consigo pánico en la población, colapso de los servicios de salud, muertes en el sitio del atentado, víctimas con síndrome de radiación aguda, contaminación del ambiente con consecuencias a largo plazo, inhabitabilidad de las zonas, necesidad de aislamiento, evacuación masiva y descontaminación si fuera posible, teniendo en cuenta que este tipo de instalaciones cuentan con grandes cantidades de material que serían imposibles de manejar, similar al resultado del accidente de Chernóbil, con graves consecuencias económicas, políticas y sociales. Este tipo de acciones, aunque podrían ser ideados por actores no estatales, se pueden dar con mayor probabilidad en el marco de confrontaciones políticas o ideológicas del orden internacional, un ejemple es la búsqueda del control de la central nuclear de Chernóbil durante la invasión rusa en Ucrania. 

Conclusiones 

Aunque el terrorismo radiológico comparado con otro tipo de agentes como los químicos y biológicos, es poco probable, se conoce de grupos no estatales que han planteado la posibilidad de ejecutar las amenazas, sumado al mayor entrenamiento y tecnologías disponibles. De la misma manera los países deben mantener su compromiso frente a los acuerdos y contar con mecanismos para la detección y respuesta frente a las amenazas, así como un marco jurídico que establezca las penas y sanciones. 

Dentro de las armas a ser utilizadas son los dispositivos de dispersión radiológicas, los que tienen mayor probabilidad de ser usados como amenaza terrorista por actores no estatales, es por esta razón que el control y la seguridad física de las fuentes debe ser la mayor prioridad para la prevención de este tipo de amenazas.  

En la actualidad y debido a la situación geopolítica y a la permanente tensión generada, existe el riesgo del uso de armamento nuclear, con graves consecuencias no sólo para los países en conflicto, sino a nivel global, con consecuencias tan devastadoras como contaminación radiológica, lluvia radioactiva, aumento en la incidencia de cáncer y en un escenario más apocalíptico un invierno nuclear en donde todos seremos perdedores. 

Para obtener una bibliografía completa compilada por la autora, por favor, contacta a CBNW Magazine. 

Dra. Brigith Sierra. MD. MSc. Toxicología, MSc. Evaluación de riesgo en Toxicología. Es Especialista en Gestión de la Salud y seguridad en el trabajo, y Directora médica del Centro de Información Química (CINQUI).

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