Por Sgt. Primero Héctor Fabio Palacio Parra, Suboficial analista de experiencias, técnico desactivador GMARTE del Ejército Nacional de Colombia y supervisor GMARTE 9 FF.MM, Colombia
“El primer error es el último.”
Anónimo
Desde el siglo XIII, cuando el Imperio chino crea la primera mina con el nombre del trueno subterráneo que alcanza los cielos y aprendieron a conocer el poder de los artefactos explosivos; cabe mencionar tan sólo un ejemplo, de cómo cinco siglos después utilizaron esta misma estrategia de ataque con el objetivo de detener la invasión del Ejército Mongol de Genghis Khan. De modo similar, en diferentes épocas de la historia universal, la utilización de este tipo de artefactos ha estado presente aún en nuestro periodo contemporáneo.
Cabe mencionar cómo durante la Segunda Guerra Mundial el ejército nazi cada tres meses cambiaba las minas con el fin de producir más víctimas. No obstante, fue necesario crear los soldados zapadores para tratar de neutralizar muchas de estas minas y poder ser un apoyo al personal de soldados que resultaban ser víctimas de este mal.
La revista Memorial del Arma de Ingenieros publicó en el 2016 que este tipo de soldados “son militares enclavados en una unidad de ingeniería. Su principal cometido en la batalla es favorecer el movimiento de las tropas en el combate, para facilitar la movilidad; encargadas de todo tipo de actividades, como asegurar los caminos y las estructuras necesarias para el paso de las tropas de combate. Su misión es facilitar el movimiento de los ejércitos propios o aliados y dificultar el de los enemigos”.
Paralelamente, en la guerra de Vietnam se utilizaron muchos más artefactos explosivos, los cuales aún son utilizados por los grupos terroristas para desestabilizar la seguridad en diferentes partes del mundo. De acuerdo a esto, se podría incluir las innumerables pérdidas de vidas humanas por el accionar de este tipo de organizaciones, causando la muerte de niños, ancianos, mujeres y soldados, pero en especial muchos técnicos en explosivos que dejaron su familia sin un padre para sus hijos y que, a pesar de los desarrollos tecnológicos que por supuesto han logrado contrarrestar estos artefactos explosivos, deben ser conscientes de que se expone la vida de un técnico de explosivos que lleva a su espalda la responsabilidad de arriesgar su vida para evitar que un ataque sea accionado y pueda ocasionar el fallecimiento de inocentes.
En el caso colombiano, a lo largo y ancho del territorio los grupos terroristas han instalado innumerables artefactos explosivos, haciendo uso de sistemas de alta complejidad en donde lamentablemente muchos técnicos de explosivos han perdido sus vidas tratando de neutralizar estas tramas mortales con diferentes sistemas de activación entre los cuales encontramos: Presión, Alivio de presión, Tensión, Alivio de tensión, Movimiento, Relevo de corriente, Temporizado, Magnetismo, Intensidad de luz, Radio frecuencia, Cable de mando.
Uno de los atentados terroristas más recordados del país en donde gran cantidad de civiles perdieron la vida fue la explosión al interior del Club el Nogal, el cual el periódico el Ejército Nacional señaló como el día 7 de febrero del año 2003, a las 20:05 aproximadamente. Ocurrió una explosión en la carrera 7 con calle 78 “Instalaciones del Club del Nogal”. La onda de choque fue dirigida en un radio de acción de 360 grados, pero salió con mayor potencia hacia el costado norte de la edificación, la estructura antisísmica mantuvo la edificación en pie, pero afecto los pisos del 1 al 10, afectando con mayor fuerza el 5o. piso, donde se encontraba el bar del club.
En ese sentido, los atentados terroristas en Colombia se han presentado en diferentes escenarios, trayendo como consecuencia ataques a la fuerza pública, ataques al sistema de producción, a los centros de poder, y apoyo a otros movimientos terroristas a nivel regional, entre otros.
En las zonas Rurales los GAO-r (Grupos Armados Organizados) han instalado indiscriminadamente artefactos explosivos donde han resultado mutilados y asesinados por estas mortíferas trampas civiles y militares. Alrededor de esta trágica realidad se han registrado 12.170 víctimas por minas antipersonal y munición sin explosionar, siendo 2006 el año más crítico pues se presentaron 1.224 afectados, el mayor número en toda la historia de Colombia.
En la última década, la tendencia ha sufrido un declive, con excepción del año 2012, de acuerdo con el Gobierno de Colombia (2022) en su informe “Estadísticas de Asistencia Integral a las Víctimas de MAP y MUSE2” hasta ubicarse en 2016 en niveles que no se presentaban desde el año 1999. En lo corrido del año 2022, se han presentado 24 víctimas. Por esta razón, el Ejército Nacional de Colombia ha formado y capacitado a personal con la especialidad de técnicos de explosivos para contrarrestar esta amenaza y poder dejar libres de minas al territorio nacional y así evitar la muerte y mutilación de campesinos los cuales son las víctimas de estos artefactos explosivos los cuales son instalados por los GAO-r y GAO-ELN.
La frecuencia anual de accidentes por departamentos se presenta de la siguiente manera: en 493 municipios de los 32 departamentos del país se han presentado accidentes por MAP y MUSE desde que se tiene registro. Los 5 municipios con mayor número de víctimas de 1990 a la fecha han sido Vistahermosa (Meta) con 370 víctimas, Tumaco (Nariño) con 355, Tame (Arauca) con 348 víctimas, Tarazá (Antioquia) con 271, y San Vicente del Caguán (Caquetá) con 264 víctimas. Y a nivel departamental, los 5 departamentos con mayor número de víctimas ha sido Antioquia (2.629), Meta (1146), Nariño (1.044), Norte de Santander (954) y Caquetá (948). Según el Manual de seguridad sobre minas terrestres, restos explosivos de guerra y artefactos explosivos improvisados de las Naciones Unidas (2015), la información recopilada a partir de la neutralización de los artefactos explosivos es una fuente inagotable de conocimiento con el fin de asegurar un entrenamiento pertinente para las unidades militares, en la medida en que estas experiencias se integren oportunamente en los planes de entrenamiento. Sin embargo, la validez de esta información parte desde el mismo momento en que las unidades reportan su ubicación y destrucción. A continuación, se encontrarán varios eventos con explosivos donde los GAO-r y GAO-ELN son los principales causantes de estas situaciones trágicas; algunos ejemplos se pueden evidenciar en: la utilización animales como “mulas” a las cuales les han introducido cargas explosivas por su recto y las han hecho detonar en sitios frecuentados por la población civil y militares; también han engañado niños en donde les ofrecen dinero para que lleven estos animales a algún sitio y cuando están cerca de la tropa las han hecho activar, un evento muy recordado es aquel en centro de Chita, un municipio del norte de Boyacá A la 1:30 de la tarde, donde dejó ocho muertos, entre ellos un niño, por causa de la explosión de un caballo bomba. La mayoría de las víctimas quedaron bajo los escombros de tres casas que se derrumbaron por la onda explosiva.
Otro triste suceso ocurrió en el municipio de Vista Hermosa, Meta, en donde el Ejército y la Policía de Colombia desactivaron la bomba adosada al cadáver de un niño de 14 años que la guerrilla de las FARC había dejado en una guarnición militar de la antigua zona neutral para las negociaciones de paz, “El cuerpo del niño estaba degollado y cargado con varios kilos de explosivo, conectados a un detonador eléctrico, e iba envuelto en papel de regalo”. Los GAO-r y GAO-ELN, también han utilizado para la fabricación de artefactos explosivos elementos CBNR que también son conocidos como NBQR para la fabricación de artefactos explosivos. Un suceso muy recordado es cuando las FARC atacaron la población de San Adolfo en el Huila. En esa oportunidad, los guerrilleros arrojaron contra el cuartel de Policía estos artefactos cargados con explosivos y químicos, el 3 de septiembre de 2001 por petición de la Fiscalía, el Instituto de Patología del Departamento de Defensa de Estados Unidos analizó muestras de tejido de las víctimas y determinó que al ser inhalado el gas causó la rotura de sus tejidos pulmonares.
Aunque en Colombia se tiene un control con el material de explosivos a través de los estamentos de seguridad y se han decomisado gran cantidad de explosivos por las vías y caminos veredales/vecinales, estos GAO-r y GAO-ELN se han ingeniado mil formas para realizar el transporte de este material de explosivos para la fabricación de los artefactos explosivos y se han alimentado con los dineros recibidos gracias al narcotráfico. Debido a ello, logran una economía la cual utilizan comprando explosivos en el mercado negro y cambiando drogas por explosivos con los cuales asesinan a colombianos sin importar “quien caiga”.
A consecuencia de esto, muchos integrantes de los grupos antiexplosivos de Colombia han capacitado a diferentes fuerzas a nivel mundial en la neutralización de estos artefactos explosivos gracias a la experiencia obtenida en Colombia y la capacidad adquirida con la cual han evitado que muchos colombianos sean víctimas de diferentes artefactos explosivos utilizados por GAO-r y GAO-ELN, los cuales han realizado atentados a la infraestructura económica del país utilizando toda clase de medios para realizar estos atentados terroristas sin importar la utilización de niños o el asesinato de niños.
Referencias Bibliográficas
Constitución política de Colombia: [Const.] (1991) 2da Ed. Legis. http://www.accioncontraminas.gov.co/AICMA
Revista Memorial del Arma de Ingenieros. (2016) Núm. 96 junio 2016. AÑO CLXXII. En: https://publicaciones.defensa.gob.es/media/downloadable/files/links/m/e/memorial_ingenie ros_96_1.pdf
El Tiempo (7 de febrero de 2019) Las imágenes del atentado a club El Nogal de 2003. Conflicto y Narcotráfico. En: https://www.eltiempo.com/justicia/conflicto-y- narcotrafico/las-imagenes-del-atentado-al-club-el-nogal-del-7-de-febrero-de-2003-323924
Gobierno de Colombia (2022) Estadísticas de Asistencia Integral a las Víctimas de MAP y MUSE. En: http://www.accioncontraminas.gov.co/Estadisticas/estadisticas-de-victimas
Naciones Unidas (2015) en el Manual de seguridad sobre minas terrestres, restos explosivos de guerra y artefactos explosivos improvisados. En: https://www.unmas.org/sites/default/files/handbook_spanish_0.pdf
About the author:
Sgto. Primero Héctor Fabio Palacio Parra es Suboficial analista de experiencias, técnico desactivador GMARTE del Ejército Nacional de Colombia y supervisor GMARTE 9 FF.MM. Además, actúa como instructor de explosivos para la Escuela de Ingenieros, es asesor de explosivos BR17–BR 12 y conferencista internacional en prevención de terrorismo NBQR (CBRN). Ha completado varios cursos, incluida una especialización en la lucha contra Guerrillas, así como especializaciones en explosivos: un curso técnico sobre desactivación de explosivos, curso de instructor de explosivos y un curso post-explosivo. También ha completado su especialización en Seguridad Nuclear y NBQR en el contexto del Ejército Nacional de Colombia. Fue galardonado con la Medalla al Valor, la Medalla de ingenieros torre de Castilla, la Medalla de Ingenieros Bicentenario, Medalla al mérito (Medalla Campaña del Sur), destacando el reconocimiento de sus logros en el ejército. Sargento Primero Palacios Parra ha sido una contribución esencial para la ESING – Escuela de Ingeniería del Ejercito Nacional de Colombia (Ejército Nacional de Colombia), considerando su experiencia y contribución a las capacitaciones locales y regionales de NBQRE, y el conocimiento de primera mano de las consideraciones transnacionales de NBQRE.