La Amenaza Nuclear en la Guerra de Rusia y Ucrania

Published:

Por Profesora Natividad Carpintero-Santamaría

A lo largo de los vaivenes de la invasión rusa de Ucrania, la amenaza nuclear ha sido una presencia constante, preocupante y peligrosa. La profesora Natividad Carpintero-Santamaría, del Instituto de Fusión Nuclear “Guillermo Velarde”, analiza esta amenaza.

Desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022, la evolución del conflicto ha seguido un patrón sin precedentes al darse por primera vez una contienda en un territorio con un programa nuclear activo que comenzó en la década de los años cincuenta del pasado siglo. Ucrania albergaba importantísimos centros de investigación dedicados al desarrollo de la física nuclear, las ciencias nucleares, el uso de radioisótopos, etc. destinados a programas de interés social en la industria, la medicina, la agricultura, minería, etc. Es de destacar que, en 1991, y poco antes de la disolución de la Unión Soviética, la República de Ucrania producía el cincuenta por ciento de energía eléctrica procedente de energía nuclear para la URSS.

Desde el punto de vista militar, el significativo número de misiles balísticos intercontinentales, bombarderos estratégicos y armas nucleares que tenía la República de Ucrania, hacían de ella en 1991 una considerable potencia nuclear. Tras los Acuerdos de Massandra entre los Estados Unidos y la Federación Rusa se llegó a la Declaración Trilateral en 1994, a partir de la cual Ucrania aceptaba devolver sus armas nucleares y una parte del uranio altamente enriquecido a Rusia. Para ello recibiría ayuda económica y técnica de los Estados Unidos y del Reino Unido en el proceso de su transporte, devolución o desmantelamiento.

Armas nucleares desplegadas en Europa. Statista.

Une guerra hibrida sin precedentes

Desde el comienzo de la guerra se ha venido desplegando una operación holística de información en la que la tecnología digital y los aspectos cognitivos y psicológicos se funden con capacidades militares y no militares del dominio nuclear, pues el componente intimidatorio y psicológico de la amenaza nuclear es una estrategia dirigida a utilizar estas armas en el proceso de la escalada bélica desde el principio hasta el final.

La amenaza sobre la potencialidad de que Rusia pudiera emplear armas nucleares en esta guerra queda enfrentada con el hecho de que Ucrania está apoyada militarmente por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en cuyas bases militares se albergan un número determinado de armas nucleares, unas disponibles operacionalmente, y otras en alerta máxima y listas para ser utilizadas de forma inmediata.

Existen diversas definiciones dentro de lo que en el ámbito militar se llaman Nuclear Forces. Según indican los Glosarios de Términos de la US Information Agency, del U.S. Department of Defense Dictionary of Military and Associated Terms y el NATO-Russian Glossary of Contemporary Political and Military Terms, las definiciones de armas nucleares pueden abarcar distintos tipos y conceptos: estratégicas; no estratégicas; subestratégicas; tácticas y operacionales.

Riesgo nuclear durante la invasión rusa de Ucrania. Council on Foreign Relations.

Posiblemente hallaríamos más conceptos entre los no publicados por pertenecer al ámbito de la defensa de países que tienen armas nucleares, pero cuyas doctrinas militares de seguridad o máxima estrategia, o no son públicas o lo son deliberadamente ambiguas. Todas ellas llevan implícitamente el mensaje de la disuasión mínima creíble por tener constancia observable de pruebas nucleares realizadas. No obstante, no se puede olvidar que las doctrinas nucleares son posturas políticas que pueden cambiar de un momento a otro, razón por la cual son sólo generadoras de planteamientos teóricos o hipotéticos.

En esta guerra se ha venido hablando del posible uso de un arma nuclear táctica que sería aquella que se lanzaría en el campo de batalla sobre una concentración de tropas enemigas, entendiendo que su rendimiento no superaría los 100 kilotones. Sin embargo, esta definición abarcaría distintos tipos de bombas configuradas para distintos kilotonajes. A principios de los años noventa se comenzó a trabajar en proyectos nucleares de alcance desconocido que trataban el desarrollo de nuevas armas nucleares llamadas confusamente subnucleares y pertenecientes al PLYWD (precisión low-yield weapons design). Estos proyectos comprendían tres tipos de armas: microbomba atómica (micronuke) de una energía de una centésima de kilotón proyectada para atravesar grandes espesores de blindaje; minibomba atómica (mininuke) de una décima de kilotón, proyectada para destruir los misiles balísticos, y sub-bomba atómica (tinynuke) de un kilotón para empleo local.

Configuración de guerra híbrida. IFN GV.

La amenaza de terrorismo nuclear y radiológico

La guerra de Ucrania se está desarrollando en un marco híbrido donde el uso del terrorismo radiológico es una posibilidad que no debe descartarse como principio básico de precaución. Ambos contendientes han venido cruzando acusaciones de tal índole.

En octubre de 2022 fueron enviados inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a Ucrania para confirmar que no había ni actividades ni material nuclear no declarado en su territorio.

No obstante, por requisito fundamental de seguridad debemos siempre tener en cuenta las aplicaciones encriptadas en internet que permiten la adquisición de armas o los UAV que pudieran ser utilizados como vector de ataque para lanzar una bomba sucia. A todo ello hay que sumarle el exponencial crecimiento del tráfico ilícito de materiales radiactivos que, según informes oficiales del OIEA, se viene dando. Todo ello debe considerarse enfáticamente dentro del principio básico de precaución pues debemos tener en cuenta que estas perturbadoras amenazas nunca se han dado con anterioridad, al igual que no se ha dado anteriormente un escenario de guerra como el que nos ocupa con ataques desarrollándose en espacios donde se hallan construídas centrales nucleares como la de Zaporizhzhia NPP. 

El pasado año 2024 Naciones Unidas hizo pública la advertencia de su secretario general sobre el actual alto nivel de riesgo de una guerra nuclear, instando a los mayores poseedores de arsenales de bombas nucleares a encontrar la manera de regresar a la mesa de negociaciones. Esto exige sin duda un fortalecimiento de la arquitectura de no proliferación.

Ataque de pulso electromagnético producido por una explosión nuclear de alta altitud. U.S. Army.

Lamentablemente el Tratado de No Proliferación Nuclear ha sido compatible con la continua producción de armas nucleares, razón por la cual, si bien su número ha disminuido en lo que respecta a las decenas de miles almacenadas durante décadas, su capacidad de destrucción ha crecido vertiginosamente. Todo ello unido a sistemas de ataque sofisticados tecnológicamente que comenzaron a desarrollarse en los años sesenta en plena Guerra Fría, como los de pulso electromagnético que podrían destruir sistemas electrónicos y caídas críticas de servicios y redes de energía eléctrica, lo que afectaría gravemente las comunicaciones de un país.

También habría que considerar como amenaza los sistemas de bombardeo de órbita fraccionada (FOBS) formado por misiles con cabezas nucleares que se pueden ubicar en una órbita terrestre baja y no tienen límite de alcance.  Otro sistema de ataque son los vehículos de entrada múltiple independiente que pueden cargar hasta dieciséis cabezas nucleares y con una tecnología cada vez más difícil de detectar. Todo lo anterior hace que la arquitectura de no proliferación sea cada vez más compleja y necesaria.

Esquema comparativo de una trayectoria de un ICBM convencional frente a uno FOBS. Autor Heriberto Arribas Abato.

Conclusiones

Vivimos en el marco de una latencia estratégica definida en un principio como el potencial conjunto de diversas tecnologías que pueden desplegarse rápidamente y de formas distintas y que podrían tener implicaciones militares y geopolíticas decisivas.

En cualquier caso, sigue sin estar claro que las armas nucleares determinarían los resultados de una guerra como sucedió en Hiroshima y Nagasaki. Hoy en día existen nueve potencias nucleares: Corea del Norte, China, Estados Unidos, Francia, India, Israel, Pakistán, Reino Unido y Rusia, que podrían formar alianzas defensivas puntuales según sus ámbitos de interés lo que, unido a las nuevas y sofisticadas tecnologías cibernéticas hacen de todo ello factores clave críticos.

La profesora Natividad Carpintero-Santamaría (PhD) es actualmente responsable del área de No Proliferación y Seguridad en el Instituto de Fusión Nuclear “Guillermo Velarde” (IFN GV) de la UPM, donde fue secretaria general desde 1982 hasta 2022. Es miembro del Presídium de la Academia Europea de Ciencias. Ha sido miembro del Consejo Asesor de la Asociación Global del G8 contra la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva y ha participado en cinco grupos de trabajo patrocinados por la OTAN sobre terrorismo radiológico y nuclear, siendo secretaria general en dos de ellos.

Related articles

Recent articles